viernes, 1 de agosto de 2008

EL DESAFÍO



Estamos en tiempos en que las relaciones laborales se vuelven cada vez más díficiles,
sin embargo, administrar una actividad cordial, sin más armas que los propios conocimientos y con la intuición como guía no siempre es fácil: además de conocer al detalle los pormenores del propio trabajo, hace falta disciplina, constancia, organización y sobre todo mucha, pero muchas tolerancia a los fracasos. A continuación, algunos consejos prácticos para iniciar o mejorar el propio, sin morir en el intento.
Hacerlo con pasión
: La pasión es el ingrediente fundamental para atravesar las largas horas que se requieren para ponerse a funcionar y para sobrevivir a los múltiples problemas que éste seguramente presentará.
Disponerse a aprender: Si crees que lo sabes todo, es altamente probable que fracases rápido. Escuchá, reflexioná y cuestionate. Los emprendedores exitosos reconocen que están aprendiendo siempre y que pueden aprender de todos cada día.
Planificar: Cuanto menos improvises, mayores serán tus posibilidades de éxito. Es cierto que el entorno suele ofrecer oportunidades inesperadas, y que hay que tener flexibilidad para aprovecharlas, pero mientras éstas no aparezcan, lo mejor que pueden tener es un plan acerca de cómo y cuándo darás cada paso en el corto y mediano plazo.
Ser realista: No pienses que un trabajo será exitoso simplemente porque para otros también lo fue. Si bien hay que ser optimista, nunca es bueno serlo en exceso. Las cosas pueden fallar y hay que estar preparados.
Organizar el tiempo: Empezá tu día fijándote objetivos y proponete cumplirlos. No cambies de tarea constantemente. Establecé horarios de trabajo y respetá también tus horarios de descanso.
Suerte con los consejos, muchas veces te sirven.

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