Estamos en tiempos en que las relaciones laborales se vuelven cada vez más díficiles,
sin embargo, administrar una actividad cordial, sin más armas que los propios conocimientos y con la intuición como guía no siempre es fácil: además de conocer al detalle los pormenores del propio trabajo, hace falta disciplina, constancia, organización y sobre todo mucha, pero muchas tolerancia a los fracasos. A continuación, algunos consejos prácticos para iniciar o mejorar el propio, sin morir en el intento.
Hacerlo con pasión: La pasión es el ingrediente fundamental para atravesar las largas horas que se requieren para ponerse a funcionar y para sobrevivir a los múltiples problemas que éste seguramente presentará.
Disponerse a aprender: Si crees que lo sabes todo, es altamente probable que fracases rápido. Escuchá, reflexioná y cuestionate. Los emprendedores exitosos reconocen que están aprendiendo siempre y que pueden aprender de todos cada día.
Planificar: Cuanto menos improvises, mayores serán tus posibilidades de éxito. Es cierto que el entorno suele ofrecer oportunidades inesperadas, y que hay que tener flexibilidad para aprovecharlas, pero mientras éstas no aparezcan, lo mejor que pueden tener es un plan acerca de cómo y cuándo darás cada paso en el corto y mediano plazo.
Ser realista: No pienses que un trabajo será exitoso simplemente porque para otros también lo fue. Si bien hay que ser optimista, nunca es bueno serlo en exceso. Las cosas pueden fallar y hay que estar preparados.
Organizar el tiempo: Empezá tu día fijándote objetivos y proponete cumplirlos. No cambies de tarea constantemente. Establecé horarios de trabajo y respetá también tus horarios de descanso.
Suerte con los consejos, muchas veces te sirven.
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